martes, 5 de enero de 2010

Los fantasmas de la ciudad de Oxford

En 1998 llegué a vivir a la ciudad de Oxford, Inglaterra, como acompañante del que para entonces era mi consorte. Aquella ciudad milenaria me cautivó desde el primer momento; no sólo por su belleza arquitectónica, sino por sus vidas presentes y pasadas.

Oxford es una ciudad de la que te enamoras para siempre. A mí me trató con gentileza, y debo confesar que me aproveché de mis experticias periodísticas para colarme en las clases magistrales del Saint Antony´s College, donde fui muy querida.

Este texto lo escribí hace nueve años para la Revista Primicia, editada por El Nacional, que en aquel entonces estaba bajo la jefatura de mi amigo Rafael Osío Cabrices.

Hoy lo reedito un poco para compartir con ustedes un aspecto poco cartesiano de ese recinto universitario. Es más, me atrevería a decir que es su perfil esotérico.


El primer recinto erguido en la ciudad de Oxford corresponde al monasterio fundado en el siglo VIII DC por St Frideswide, patrona de la ciudad. Fue una princesa quien decidió consagrar su vida a Dios, desobedeciendo la orden de su padre de “ofrecerse” como esposa a un joven aristócrata.

Frideswide huyó y se asentó en las riveras del río Oxon, un lugar apartado donde se asentaron diversas congregaciones dedicadas a la devoción, la contemplación y al estudio.

Hermanas, monjes y sacerdotes fueron los precursores de lo que hoy se yergue como una de las ciudades más hermosas de Europa que arropa a la universidad más prestigiosa del mundo. (que me perdonen esta blasfemia los de Cambridge).

Cientos de historias, personajes y anécdotas forman parte de esta ciudad universitaria. Particularmente en Verano miles de guías turísticas se empeñan en mostrar a los curiosos turistas los maravillosos lugares que inspiraron historias como “Alicia en el país de las maravillas” y las aventuras de Harry Potter.

Aunque es una city netamente estudiantil, en la que se percibe el estrés de cientos de jóvenes rodando en bicicletas cargados de libros y dedicando largas horas de lecturas en las bibliotecas de sus Colleges, existe una faceta de la ciudad poco conocida por residentes y visitantes: Su vida fantasmal, que paralela a la real, ha transcurrido día a día por los siglos de los siglos. Un detalle para los creyentes pero también para los agnósticos.
He aquí algunas historias que escuché a lo largo de mis años vividos en esa antigua ciudad.

Una oscura tarde de invierno de 1965, durante su rutina de ensayos diarios, el organista de la capilla de Trinity College notó la extraña figura de una joven mujer vestida de gris caminando muy despacio a lo largo del ala central. Su caminar era tan lento que más bien parecía levitar; mientras mirada plácidamente al organista.

La figura desapareció y el organista sin darse muchas explicaciones a sí mismo decidió dar por terminado su ensayo. Una vez dentro de su dormitorio, quiso relajarse un poco; tomó un libro y al momento de sentarse reconoció la figura tenue que antes había visto en la capilla, en una pequeña fotografía de su madre colgada en la pared.

Explicaciones sobre el caso parecen sobrar. Verdad o mentira los relatos están allí para quien los quiera creer. Sin embargo, el consenso existe cuando alguien se refiere al extraño olor que en algunas ocasiones enrarece el ambiente de la Capilla de Trinity College.

Broad Street, fue escenario de unos de los más sangrientos y significativos episodios que escriben la historia de la iglesia anglicana. Al comienzo de la calle una gran piedra en el suelo está marcada con tres cruces que sirven como recordatorio de la quema de los obispos mártires protestantes: Cranmer, Latimer y Ridley.

Ejecución que se llevó a cabo en 1555 por órdenes de la Reina María, hija de Enrique XVIII y Catalina de Aragón, quien en su afán por devolverle a Inglaterra la religión católica pasó a la historia con el nombre de “María la sangrienta”. A su salud el "bloody Mary".

Los obispos mártires acusados de herejes, sufrieron una muerte lenta y despiadada, cuando la lluvia azotó los cielos de Oxford e impidió que las llamas consumieran sus cuerpos. El martirio fue tal que las víctimas a gritos pedían piedad para que las llamas fueran alimentadas y poder consumirse aliviando así su dolor, cuenta la leyenda.
Balliol College fue fundado en 1283 y reconstruido en Broad Street a finales del siglo XIX. Justo al frente del memorial de los mártires. Sus grandes paredes albergaron por muchos años al escritor Graham Green. quien, al igual que los demás estudiantes que han vivido en el recinto, conoció los relatos sobre gritos de auxilio y piedad que en no pocas ocasiones suelen escucharse a lo largo de la calle, y que sirven para recordar de vez en cuando el sufrimiento de los fundadores de la iglesia anglicana.

¿Quiénes son?

En 1669 fue inaugurado el “Sheldonian Theatre” para que sirviese como escenario de las ceremonias de bienvenida y de graduación de los estudiantes, quienes desde entonces atraviesan toda la ciudad vestidos con toga y birrete. Esta construcción semicircular al frente, rectangular por detrás y con una cúpula octogonal, luce imponente y forma parte del corazón de la ciudad.

Su estilo típico del siglo XV se ve interrumpido por siete rostros de mirada penetrante que cercan la entrada del recinto. La ciudad no tiene memoria de quiénes son y desde cuándo están allí. Sus rostros serios denotan un estilo romano poco convencional. A lo largo de los siglos han sido objeto de varios estudios históricos con resultados infructuosos. ¿Son filósofos o emperadores? Nadie sabe. Ellos forman parte de los misterios que rodean la ciudad.

Siguiendo Broad Street y cruzando a la derecha encontramos la “Bodleian library”, una de las más antiguas e importantes bibliotecas de todo el mundo. Su fundación comenzó con la donación de la biblioteca privada de Lord Humfrey, Duque de Gloucester (1341-1447) durante el reinado de Eduardo VI.

En 1602 la biblioteca fue refundada por Sir Thomas Bodley, a quien debe su nombre, y quien fue investigador de Merton College y embajador de la Reina Isabel I en Holanda. De una colección de 2.000 libros en sus inicios, cuenta hoy en día con más de cinco millones y medio de libros, 148 mil manuscritos y más de un millón de mapas. Todo esto y más ubicado en aproximadamente 90 millas de repisas subterráneas.

La única condición impuesta por Sir Bodley para hacer uso de la biblioteca es que bajo ningún concepto los libros allí guardados salieran del lugar. Compromiso que se ha cumplido a lo largo de los siglos.
Cuenta una anécdota que el actual Príncipe de Gales acudió una vez a la biblioteca en busca de un archivo histórico. Al tener el manuscrito en la mano pidió que se lo envolvieran para llevárselo a su biblioteca personal y estudiarlo desde allí. Petición ésta que fue negada por una de las bibliotecarias, argumentando que los deseos de Sir Bodley serían siempre cumplidos incluso por encima de las órdenes del futuro rey de Inglaterra.

En algunas oportunidades estudiantes y académicos han notado la presencia de un anciano con vestidos propios de la Edad Media poniendo en su lugar libros mal ubicados, y revisando el orden de algunas colecciones. Según reportes archivados a lo largo de los siglos por testigos presenciales, la descripción de la figura no concuerda con la de Sir Bodley sino con la de Lord Humfrey.

Por amor a la reina

Pasando la biblioteca se puede ver All Souls College, único en toda la Universidad por ser exclusivo para profesores. El escritor Javier Marías escribió un libro con ese nombre luego de pasar una estadía en ese santuario académico.

Justo enfrente de éste está el “Radcliffe Camera” edificio que también forma parte de la biblioteca y frente al cual está ubicada la Iglesia de St. Mary the Virgen (Santa María la Virgen) que desde el siglo XIV ha servido como Iglesia oficial de la Universidad.

Cuentan los residentes que desde hace varios siglos han sido mucho los testigos que han visto la figura de una mujer con rostro desencajado pululando por los alrededores. Según cuentan, su llanto puede ser escuchado incluso dentro del edificio de la biblioteca de la universidad.

Algunas investigaciones han determinado que la figura podría corresponder a Amy Robson, dama de compañía de la Reina Isabel I. Se dice que Amy fue asesinada por su marido, quien igualmente pertenecía a la corte real y estaba locamente enamorado de la reina.

El hecho ocurrió en un palacio cercano a la ciudad de Oxford. Su cuerpo fue hallado al pie de las escalinatas con fractura de cuello. Curiosa y extrañamente cuando ocurrió el accidente Madame Robson se encontraba absolutamente sola. El asesinato nunca pudo ser comprobado pero la Reina Isabel se cuidó de no ver nunca más a Sir Robson. El cuerpo de Amy Robson fue enterrado en la Iglesia de St Mary the Virgin.

Otra anécdota que llama la atención se refiere a los años en los cuales la ciudad de Oxford fue convertida en cuartel general durante la Guerra Civil en el siglo XV. Tanto el rey como toda la corte real fueron trasladados a la ciudad. En esos tiempos en una pequeña casa identificada con el numero 2, una joven adolescente cedió a los cortejos de uno de los soldados reales. Bajo promesa de matrimonio, el joven juró regresar pero pasaron los años y nunca más se supo de él. La joven se suicidó.

Hoy en día la casa aún se encuentra en pie pero tiene fama entre los residentes de la zona, pues quienes la han habitado a lo largo de los siglos testifican que suelen ocurrir hechos extraños. En una época las luces de las velas se apagaban, y aún hoy en día los bombillos suelen titilar sin razón explicable. Incluso se ha dicho que un rostro joven con vestidos antiguos puede ser visto a pleno día asomándose por las ventanas como si esperase a alguien.

Pero quizá uno de los testimonios más recientes fue contado por una estudiante del Magdalen College, quien aseguró que estando dentro de su habitación fue rodeada por un grupo de hombres vestidos de monjes con extraños objetos en sus manos.

Los datos históricos han confirmado que el primer hospital que hubo en la ciudad estuvo ubicado donde hoy está Magdalen College y que el mismo estuvo a cargo de monjes dominicos.

1 comentario:

  1. Blanca: interesante relato, refleja el encanto de las ciudades viejas.
    Malo de mi parte haberlo leído a estas horas, jajaja... Estoy ligando que no se vaya a ir la luz en este momento...

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